En el artículo de Calidad del aire (I) hablamos de la presencia de moho en interiores. Hoy quiero hablar de otros factores que influyen en esa calidad del aire interior, los tóxicos en el hogar.
Estas últimas semanas se ha hablado mucho de este tema, ya que los ministros de medioambiente de la UE están tratando este tema con el Consejo Europeo para poder llegar a tomar medidas que beneficien a la salud pública. Se ha puesto el 2050 como fecha límite para conseguir alcanzar la contaminación cero. Hasta se habla de indemnizaciones a los ciudadanos por los daños a su salud, en caso de que no se respeten las normas de calidad del aire impuestas por la UE. Este tema es de suma importancia para la salud de la población general.
Pero retomemos el tema. Los tóxicos son sustancias químicas presentes en productos de uso cotidiano que pueden ser perjudiciales para la salud, especialmente cuando se acumulan o se utilizan sin una ventilación adecuada.

Los COVs son sustancias químicas que se evaporan fácilmente a temperatura ambiente. Se encuentran en productos como pinturas, ambientadores, adhesivos, barnices, limpiadores, y un largo etc.
Sus efectos en la salud son irritación en los ojos, de garganta, dificultad para respirar, dolores de cabeza, mareos, y con una exposición prolongada en el tiempo algunos COVs pueden provocar problemas graves como problemas crónicos como daño hepático o cáncer (formaldehído o el benceno). Muchos productos de limpieza contienen sustancias químicas tóxicas como el amoníaco, la lejía (hipoclorito de sodio) y los detergentes fuertes. Pueden irritar la piel, ojos y vías respiratorias, y en combinación, pueden liberar vapores peligrosos.

Algunos plásticos que usamos en recipientes o juguetes contienen químicos como los ftalatos o el BPA, que pueden alterar las hormonas y afectar la salud, actúan como disruptores endocrinos, interfiriendo con el sistema hormonal del cuerpo, lo que puede causar problemas de fertilidad, desarrollo infantil y aumentar el riesgo de cáncer. Busca productos que sean libres de BPA y evita calentar plásticos en el microondas, el vidrio es una gran opción.
El uso de pesticidas como matamoscas y mosquitos debe ser mínimo, ya que contienen químicos que, en altas dosis o tras exposiciones prolongadas, pueden causar envenenamiento, problemas respiratorios, y a largo plazo, afectar el sistema nervioso o provocar cáncer.

Ya hemos abordado el tema de los materiales de construcción, pero quiero tocar el tema de los que se encuentran en edificios antiguos.
Aunque ha sido eliminado en la mayoría de los productos, el plomo puede estar presente en hogares de más de 40 años, tanto en pintura a base de plomo como en tuberías, que pueden llegar a contaminar el agua que consumimos. Es especialmente tóxico para los niños, y puede causar problemas de desarrollo neurológico, así como dificultades de aprendizaje y comportamiento.
El asbesto, más conocido como amianto, se utilizaba en la construcción de viviendas antiguas debido a su resistencia al fuego. Aunque es seguro cuando está intacto, si se deteriora o se manipula (por ejemplo, durante renovaciones), las fibras pueden liberarse al aire y ser inhaladas, lo que puede provocar mesotelioma, un tipo de cáncer relacionado con la exposición prolongada. Por este motivo, es obligatorio por normativa utilizar equipos especiales para su manipulación, retirada y eliminación. Hay empresas especializadas en ello.
El radón, del que ya hablamos en artículos anteriores, es un gas radiactivo natural que se infiltra desde el suelo a los hogares, especialmente en áreas donde el suelo tiene concentraciones altas de uranio. Es inodoro y no visible, pero la exposición a largo plazo puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón. En España tiene especial presencia en la zona Norte del país, sobre todo en Galicia, Asturias, Castilla León y Cataluña, aunque cualquier suelo rico en granito o pizarra, por ejemplo, puede tener altas concentraciones de este gas.

Pero toda esta información no es para asustar a nadie, o para que, como suelo decir, volvamos a la época de las cavernas. Esta información ha de servirnos para poder reducir, en la medida de lo posible, la exposición a tóxicos.
Las grandes empresas realizarán cambios cuando la norma lo exija, pero está en nuestra mano que eso cambie antes. Ley de la oferta y la demanda, si el consumidor reclama una serie de requisitos mínimos en sus productos, la industria tendrá que adecuarse a esos nuevos hábitos de consumo nuevos. A día de hoy, existen productos respetuosos que podemos encontrar en tiendas de barrio de toda la vida, o en tiendas ecológicas que cada vez tienen más presencia.
Pero, ¿qué podemos hacer en nuestro día a día para mejorar la calidad del aire de nuestros hogares? Una buena ventilación y la presencia de plantas que nos ayuden a filtrar y limpiar el aire del interior de nuestros hogares, son dos imprescindibles. En próximos artículos hablaremos de las plantas más adecuadas para cada espacio.

Seguir estos consejos básicos nos ayudará a mejorar la salud de nuestros hogares:
- Ventilar bien el hogar, especialmente al usar productos de limpieza o pintar. Mínimo 15 minutos dos veces al día.
- Utilizar productos de limpieza naturales o con bajo contenido de COV. Existen alternativas fáciles de encontrar y que no suponen un sobrecoste.
- Evitar el uso de pesticidas en interiores y optar por métodos naturales de control de plagas, los llamados remedios de la abuela.
- Revisar las etiquetas y elegir productos libres de ftalatos y BPA, es importante que nos acostumbremos a mirar las etiquetas para poder conocer los productos que utilizamos.
- Medición de radón en el hogar si vives en áreas de riesgo. De este modo podrás buscar soluciones adaptadas y vivir en un hogar libre de Radón.
Ser consciente de los tóxicos en el hogar y tomar medidas para minimizar la exposición puede mejorar significativamente la calidad de vida y proteger la salud de todos los miembros del hogar, especialmente los niños y personas mayores, que debido a su sistema inmune en desarrollo o deprimido, son los más vulnerables.