Mi nombre es Carolina Pidal y soy interiorista desde hace más de 17 años.
En 2021 tuve un problema de salud que hizo que mi enfoque ante la vida cambiase, tomando consciencia de mi papel como profesional de la construcción.
Llevaba un tiempo haciendo un interiorismo más respetuoso, utilizando materiales biocompatibles, es decir, inocuos para las personas y el medioambiente, pero sentí la necesidad de seguir creciendo. En aquel momento tomé un nuevo rumbo, el BioInteriorismo.
El BioInteriorismo es la suma de disciplinas como la Bioconstrucción, la Arquitectura Bioclimática, Biofilia, Neuroarquitectura y la Geobiología, además del propio Interiorismo.
Ya sé que son conceptos poco frecuentes, pero te los explicaré con ejemplos claros.
El Diseño de Interiores estudia las necesidades de las personas que usarán el espacio y busca soluciones para el confort y funcionalidad, además de una estética cuidada. No es lo mismo comprarse un piso nuevo, que reformar uno a tu medida, adaptado a tus necesidades, preferencias y gustos.
Bioconstrucción es una forma de construcción respetuosa con los seres vivos y el medioambiente, aprovechando los materiales de la zona.
La Arquitectura Bioclimática se construye teniendo en cuenta las condiciones climáticas y aprovechando los recursos disponibles para reducir el consumo energético y el impacto medioambiental.
Tanto la Bioconstrucción como la Bioclimática se resumen en dos palabras, Arquitectura Tradicional.
Podemos pensar en las edificaciones de Santiago de Compostela, casas de piedra con soportales y ventanas de madera. Estaban construidas para un clima húmedo, pensando en las necesidades de las personas que habitaban esa ciudad, para el comercio y movilidad sin mojarse. Las ventanas de madera estrechas y altas hacían que el calor se conservase en el interior, dejando pasar la luz natural.
Gracias a las innovaciones actuales podemos perseguir un consumo energético casi nulo, lo que hoy en día conocemos como PassiveHaus.
La Neuroarquitectura busca construir espacios que favorecen una mejora de las habilidades cognitivas, evitando así el estrés, es decir, favorecer la atención, comprensión, concentración, creatividad y, por supuesto, cuidar el lado emocional de las personas.
Seguro que te suena el Método Montessori. Pues la Neuroarquitectura está conectada estrechamente con este método, al crear un entorno estimulante, con orden, belleza, sencillo, práctico y del tamaño adecuado para cada persona y actividad, conseguiremos un espacio más equilibrado y que nos genere felicidad y tranquilidad. Todo los que nos rodea nos afecta, por ello es imprescindible que estudiemos cada aspecto de tu hogar.
La Biofilia es la necesidad del ser humano de estar en contacto con la naturaleza. El mejor ejemplo es la reciente pandemia. Tras el confinamiento y las restricciones hubo un aumento de ventas y búsquedas de pisos con terrazas y balcones y casas con terreno. Necesitábamos no sentirnos encerrados, aunque lo estuviéramos.
Y, por último, la Geobiología, campo científico interdisciplinario que estudia las interacciones entre la vida y la tierra.
No podemos obviar que la tierra tiene un campo magnético imprescindible para la vida, que nos protege de las radiaciones cósmicas (como los UVA). Este campo está generado por el movimiento del hierro líquido en el núcleo de la tierra y tiene dos polos que están situados cerca de los polos geográficos.
Es natural que estos campos nos afecten físicamente y la geobiología localiza estas alteraciones para poder diseñar los espacios de descanso en zonas no geo patógenas, es decir, fuera del alcance de estas alteraciones.
En resumen, lo que conseguimos con el BioInteriorismo es crear hogares saludables para las personas que habitan esos espacios.
